Una nena de 3 años que padecía una profunda sordera causada por una meningitis fue sometida a la primera operación de implante coclear en Tierra del Fuego.
"La nena había perdido la audición y también la capacidad del habla, era una paciente con sordera bilateral y el sábado fue sometida a una operación de implante coclear que técnicamente podemos calificar de exitosa", comentó el médico otorrinolaringólogo, Daniel Dulce.
Detalló que durante la intervención quirúrgica, que demandó seis horas, "pudimos colocarle a la paciente los 26 electrodos en sus oídos, de los cuales 8 vamos a conectar dentro de 30 días, por lo que luego de una correcta rehabilitación la nena podrá reinsertarse al mundo sonoro".
"El hecho es inédito porque es la primera vez que una operación de implante coclear se realiza íntegramente en la Patagonia" dijo el facultativo quien junto a su colega, Gonzalo Haedo, y el anestesista, Juan Carlos Azar, integraron el equipo que realizó la intervención.
Dulce explicó que el implante coclear posibilita la inserción de unos electrodos dentro del oído, en la zona conocida como "caracol", que estimulan el nervio auditivo cuando el órgano de la audición no funciona, y que la cirugía se completará con una terapia de readaptación que durará varios meses.
"Básicamente -amplió el médico-, el implante coclear saltea las células sensoriales dañadas, convierte la palabra y el ruido ambiental en una señal eléctrica y la envía al nervio acústico".
El aparato tiene un costo de 17 mil dólares y fue comprado en Europa por el Instituto Provincial Autárquico Unificado de Seguridad Social (IPAUSS), según se informó.
El facultativo insistió más adelante que la operación fue un éxito y en un mes se prenderán los primeros electrodos y se harán las primeras calibraciones. "Luego se iniciará un proceso de readaptación, de reeducación de los sonidos que depende de cada paciente", apuntó.
Los padres de la niña, Luis Valdivia y Agustina González, señalaron que "la única solución" para que su hija escuche era el implante coclear, que en un principio pensaron que sólo podría efectuarse en Buenos Aires hasta que los médicos Dulce y Haedo, decidieron hacerlo en Río Grande.