El ruido que nos envuelve de forma cotidiana es una auténtica
amenaza para nuestros oídos. Los otorrinos están convencidos
de ello. Es una de las razones que les ha llevado a unirse para crear
Aditra, una asociación de profesionales que pretende "ser puente
entre las personas sordas y la Administración", explica uno
de los miembros de su junta directiva, el doctor Pérez Aguilera,
jefe de la unidad de Otorrino infantil de La Arrixaca. Una de las primeras
iniciativas de Aditra será presentar a la Consejería
de Sanidad un programa de salud acústica en el que, entre otras
cosas, propondrán un endurecimiento de la legislación
contra los ruidos. Mano dura contra un problema que está provocando
un "aumento" del número de traumatismos acústicos. Los
expertos alertan de lo que puede ocurrir en el futuro con los oídos
de los que ahora son jóvenes y adolescentes.
"El ocio está relacionado con sitios ruidosos -explica Pérez
Aguilera-; se dice que hay más nivel de ruido en una discoteca
que en un campo de aviación con un avión despegando". Los
decibelios que se sufren en un pub están "muy por encima" de los
que se admitirían en cualquier lugar de trabajo. Los característicos
pitidos que se sienten muchas veces al salir de estos lugares pueden
convertirse en algo constante, en un traumatismo acústico o una
hipoacusia. Pero no sólo discotecas y pub son una amenaza. El
ruido cotidiano en una ciudad está por encima de los 60 decibelios,
cuando el límite de lo que debe soportar el oído está en
45 o 50. Esta saturación provoca "estados de irritabilidad". "Según
un estudio, un anciano de 80 años del Amazonas tiene la misma
audición que un niño de dos años en Nueva York",
explica el doctor Pérez Aguilera.
También disfonías
No sólo la pérdida de audición preocupa a los expertos.
Las disfonías también están aumentando, fruto del
alcohol, que daña las cuerdas vocales, y los
ruidos ambientales. En su programa de salud acústica, los otorrinos
plantearán a Sanidad la necesidad de que la administración
persiga los excesos sonoros. "No se puede permitir que alguien le dé por
tocar el claxon a las doce de la noche", cuenta como ejemplo Pérez
Aguilera. La asociación Aditra todavía no ha terminado
de perfilar la propuesta que llevará a las autoridades sanitarias,
y que probablemente esté culminada antes del verano.