Buenos Aires es la ciudad más afectada de América
Latina, y cuarta del mundo.
El ruido se considera nocivo cuando supera entre 55 y 60 decibeles
de día, y 40 de noche. En La Plata, alcanza picos de entre 80
y 85 decibeles promedio.
El ruido se multiplica. Molesta, aturde y ensordece. Pero también
acostumbra. Está ahí, en el ambiente. Se transforma en
una característica más del paisaje céntrico de
nuestra ciudad. Las sociedades modernas conviven con el ruido, pero
desconocen sus efectos irreversibles.
La contaminación acústica crece junto al desarrollo
urbano y afecta, cada vez más, la calidad de vida de la gente.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló
que Buenos Aires, desde 2003, se convirtió en la ciudad más
ruidosa de América Latina, y la ubicó en el cuarto lugar
del ranking mundial, detrás de Tokio, Nagasaki y Nueva York.
La Plata no es la excepción. Las últimas mediciones
en el centro local indican que el ruido alcanza picos de entre 80 y
85 decibeles promedio, una peligrosa marca, si se tiene en cuenta que
la media en una ciudad debe ser entre 55 y 60 decibeles de día,
y 40 por la noche.
“La gente está inmersa en el ruido y no se da cuenta”,
sostuvo a Hoy Juana Carrasco, ambientalista platense. Agregó:
“Este tipo de contaminación es adictiva y produce daños
irreversibles”. Según la OMS, 1 de cada 10 personas
sufre trastornos auditivos.
En la Argentina no existen mediciones oficiales de los niveles de
contaminación. Mucho menos del porcentaje de adolescentes que
sufren daños a causa del ruido -esta franja social es la más
afectada, pues a la polución urbana se suma el ruido en los boliches,
bares o el uso de walkman o mp3, entre otras cosas-.
El ruido es parte de la contaminación ambiental, y afecta seriamente
a la capacidad auditiva de quienes lo sufren. A la vez, ejerce una influencia
negativa, propiciando otros trastornos en el organismo. Los efectos
nocivos del ruido sobre la salud van desde las alteraciones cardiovasculares
y del sueño hasta la disminución del apetito sexual.
La contaminación acústica puede ser también
desencadenante de enfermedades cardíacas. Así
se deduce de una investigación realizada por científicos
alemanes, que lograron determinar que la continua exposición
a los ruidos puede generar crisis cardiacas. El estudio, además,
demostró que el ruido afecta más a las mujeres que a los
hombres.
El estudio demostró que los hombres expuestos al ruido ambiente
corren un 50% más de riesgo de sufrir una crisis cardíaca,
mientras que las mujeres tienen tres veces más posibilidades
que ellos de verse afectadas.
Las fuentes
Las principales fuentes de contaminación acústica, según
la investigación, son los vehículos de motor, las industrias,
y los bares y demás locales públicos (como pubs o talleres
industriales). Este tipo de contaminación incide en nuestra calidad
de vida y provoca efectos psicológicos, aparte de los físicos.
Los efectos sobre la salud suelen estar relacionados con la tensión,
con el aumento de las pulsaciones, con una modificación del ritmo
respiratorio, tensión muscular, presión arterial, resistencia
de la piel, agudeza de visión y vasoconstricción periférica.
Además, el ruido puede causar efectos sobre el sistema cardiovascular,
con alteraciones del ritmo cardíaco, riesgo coronario, hipertensión
arterial y excitabilidad vascular por efectos de carácter neurovegetativo,
entre otros problemas. La sordera temporal también es una de
las consecuencias de padecer una contaminación acústica
demasiado alta.