En un centro comercial, un restaurante o un supermercado, no
existe apenas ningún lugar donde no se escuche música.
En los grandes centros comerciales se controla la música desde
hace ya mucho tiempo. Dejando a las pequeñas tiendas poca opción
para elegir si quieren o no poner música, y a que volumen ponerla.
La música de fondo está ahí para estimular el consumo.
Harald Fiedler esta harto de este continuo ataque a sus oídos.
En 2004 fundó la organización “Pipedown the Right
to Silence” (Derecho al Silencio), para luchar contra este ruido
que Fiedler denomina polución acústica.
“La música cada vez más ruidosa en restaurantes
y supermercados es sumamente molesta. Empezó en los años
70 y cada año es peor,” dice Fiedler. Cree que ya existe
suficiente ruido por todas partes.
Fiedler está siendo respaldado por figuras destacadas como el
excanciller alemán, Helmut Schmidt, el director británico
Don Neville Marriner, el director alemán Kurt Masur, el pianista
alemán y el director Justus Franz y el violinista nacido en Letonia
Gidon Kremer. Todos ellos se han unido a la organización que
preside Harald Fiedler.
Los estudios indican que más de un tercio de los consumidores
consideran que la música es molesta. Con el tiempo, el ruido
sostenido puede dañar la audición, llegando a producir
pérdida de audición y tinnitus. Los audiólogos
y otorrinos nos advierten de los efectos perjudiciales de escuchar música
constantemente y nos aconsejan que demos un respiro a nuestros oídos
con regularidad.