Según los especialistas, esto puede comprometer el desarrollo
cognitivo y afectivo
* En la mayoría de los casos es porque las
familias no pueden comprar el aparato o las pilas.
* Existen leyes que obligan a la provisión de estos dispositivos.
Comprar las pilas para el audífono o... darles de
comer:
"Esta es la realidad que enfrentan muchas familias argentinas
con un hijo sordo o hipoacúsico. Y esto a pesar de las leyes
que garantizan la provisión del equipamiento, leyes que no se
cumplen. Queremos que las autoridades responsables de cambiarlo lo sepan",
dice el ingeniero Horacio Cristiani, director de la Mutualidad Argentina
de Hipoacúsicos (MAH), que estuvo a cargo de una encuesta entre
más de 4200 alumnos de 201 escuelas primarias públicas
y privadas del país para chicos con deficiencias auditivas.
La Encuesta Nacional de Escuelas para Sordos e Hipoacúsicos
(Eneshi) revela que sólo entre el 30 y 35% de los alumnos de
las escuelas encuestadas de Buenos Aires, la Patagonia, el Centro y
Cuyo tiene su audífono en buenas condiciones, mientras que esa
proporción es de nada más que entre el 13 y el 14% en
escuelas del Noroeste y del Nordeste.
"Hace tiempo que queríamos expresar en números concretos
una realidad que imaginábamos por nuestros constantes viajes
al interior del país -dice el ingeniero Cristiani-. Uno supone
que si hay chicos que asisten a una escuela de sordos e hipoacúsicos
se están educando como corresponde, y que si necesitan audífono
o un implante coclear los tienen y funcionan. Porque si no ¿qué
sentido tiene ir a una escuela especial?"
Y es el mismo Horacio Cristiani quien, con un gesto de amargura, se
responde la pregunta: "Muchísimos de esos chicos van a la
escuela para comer -explica-, y cuando se les pregunta a los directivos
por qué la cooperadora no destina recursos a comprar más
audífonos o reemplazar las baterías, la contestación
es que primero hay que comprar la leche".
Para María Teresa Peralda, profesora en Deficientes del Oído,
la Voz y la Palabra ("prefiero que me digan «profesora de
sordos», que es más sencillo", admite), la gran mayoría
de los casos todos los chicos hipoacúsicos, aun los más
severos, tienen un pequeño resto auditivo que el audífono
se encarga de amplificar.
"Además, lo conecta con el mundo exterior -aclara-, le
permite un alerta auditivo, el conocimiento del lenguaje, la posibilidad
de escucharse y escuchar a los otros y de mejorar su voz. Negarle la
posibilidad de que cuente con los accesorios implica el riesgo de no
poder desarrollar el habla y comprometer su desarrollo cognitivo y psicoafectivo."
Todo el país
La licenciada Mariana Catalani, coordinadora de la encuesta, indica
que se manejaron con un registro de la Dirección Nacional de
Información y Evaluación de la Calidad Educativa de 481
escuelas de sordos e hipoacúsicos de todo el país.
"Allí concurren casi 9000 alumnos, aunque no significa
que sea la población total de sordos e hipoacúsicos de
la Argentina", aclara, al señalar que contestaron la encuesta
directivos de 201 establecimientos con más de 4500 alumnos.
¿A partir de qué momento un chico sordo o hipoacúsico
necesita audioprótesis? "Lo antes posible -afirma-. En nuestro
país existen leyes que obligan a una prueba de otoemisiones acústicas
en todos los recién nacidos para detectar posibles sorderas o
hipoacusias, pero lamentablemente esas disposiciones no se cumplen."
Además del retraso en la detección, Cristiani señala
que, una vez advertido el problema, son muchas las familias que no pueden
equipar bien a sus hijos.
"La encuesta demuestra que cerca del 80% de los alumnos no usa
audífono por falta de recursos para comprarlos (el 45%) o porque
no tiene cómo mantenerlos (34%) -afirma Catalani-. El precio
de una pila, cuya duración oscila entre una y dos semanas, varía
entre 1 y 5 pesos. Muchos no pueden afrontar ese gasto, como tampoco
una reparación, una adaptación o la renovación
del audífono."
Implante coclear
Un panorama no muy distinto ocurre con el implante coclear, una alternativa
terapéutica que puede devolver la audición casi normal
en cierto tipo de sorderas.
"Menos del 4% de los chicos estaba implantado -dijo Horacio Cristiani-,
y habría que estudiar caso por caso para saber cuántos
podrían beneficiarse con su aplicación y no la tienen.
Pero el implante implica un gasto muy grande y demanda calibración,
reparaciones y muchos más cuidados que un audífono."
Cristiani señaló, por último, que el aspecto más
grave de este panorama consiste en que "el Programa Médico
Obligatorio preve la provisión total de las audioprótesis
más sus baterías, readaptaciones, reparaciones y reposiciones
a todos los menores de 15 años, tengan o no alguna cobertura.
Y, sin embargo, muchos padres tienen que presentar recursos de amparo
o deambular meses en medio de la burocracia para darles a sus hijos
lo que preve la ley."
El problema, en cifras
* Entre el 30 y el 35% de los alumnos sordos o hipoacúsicos
de Buenos Aires, la Patagonia, el Centro y Cuyo, y el 13% en el Norte
tiene audífonos en perfectas condiciones.
* El 45% no utiliza audífono porque su familia no puede comprarlo;
el 34% no tiene recursos para mantenerlo (pilas, reparación,
etcétera).
* En el noreste del país, el 57% de los alumnos nunca tuvo
audífono.
* En el 55% de los casos, la causa de la sordera es desconocida. Entre
el 20 y el 25% de los casos, la deficiencia auditiva se atribuye a meningitis
y/o rubeola congénita.
* Tan sólo el 3,8% de los alumnos que lo necesita tiene implante
coclear.
* Del 32 al 49% tiene cobertura médica. Entre el 35 y el 75%
tiene certificado de discapacidad.