Las
estadísticas mundiales indican que entre el 1 y el 2 por mil de
los recién nacidos llegan a este mundo con una dificultad: son
sordos profundos o severos. En la Argentina, el problema alcanzaría
a una proporción de 750 a 1500 bebes anuales. Pero no todos reciben
diagnóstico y tratamiento oportuno, porque no se cumple con una
ley nacional que obliga a la detección precoz de esta discapacidad.
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"Así se genera un problema muy serio, porque se demora el
inicio de un tratamiento", explica el doctor Juan Debás, presidente
de la Comisión Nacional de Lucha contra la Sordera y jefe de Otorrinolaringología
del hospital Rivadavia.
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Debás, que acaba de participar de la XIV Semana Nacional de Lucha
contra la Sordera, evento científico que se realiza desde hace
14 años en nuestro país, añade que cuanto más
temprana sea la intervención mejor garantizadas están las
posibilidades de rehabilitación y adquisición del lenguaje,
ya "que entre los 2 y 3 años de vida es cuando los chicos
adquieren el lenguaje interior, el lenguaje sentido . Pasado este período
existe posibilidad de rehabilitación, pero se ve más disminuida".
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Si bien existe un Programa Nacional de Detección Temprana y Atención
de la Hipoacusia (ley 25.415), la normativa legal fue sancionada en mayo
de 2001, pero no reglamentada.
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"Esta ley dispone, en sus artículos 1 y 2 -agrega el otorrinolaringólogo-,
que todo recién nacido antes de los tres meses de vida tiene derecho
a ser evaluado auditivamente y tratado luego de los seis meses en forma
adecuada. La ley está publicada en el Boletín Oficial, pero
siempre existe algún artilugio para que los responsables de la
atención de la salud en la Argentina se escapen por un costado
y no le den la importancia que tiene."
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El otorrinolaringólogo afirma que el cumplimiento de la normativa
es parcial y depende de cada centro. "Pero lo que muchos desconocen
-agrega- es que esta ley puede ser usada en el futuro en juicios de mala
praxis, ya sea en contra de una comuna, una asociación sindical
o una empresa de medicina prepaga, si el recién nacido no fue sometido
al screening auditivo, tanto en un hospital público o maternidad
privada. Tratamos de alertar a la población, es el único
camino para que las normas de salud tengan consenso y se implementen."
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La pesquisa neonatal de hipoacusia y sordera se realiza a través
de la medición de emisiones otoacústicas (ver infografía),
un procedimiento sencillo e indoloro, que puede aplicarse en el bebe a
las 48 horas de nacer.
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"Esta pesquisa o screening universal -agrega el doctor Debás-
demanda un equipo cuyo precio oscila entre los 3000 y 3200 dólares
si se compra en el país de origen y sin impuestos, como bien puede
hacer una repartición pública. Equipar a los hospitales
de la ciudad de Buenos Aires para dar cumplimiento a una importantísima
ley no parece algo tan difícil. No si se piensa en la importancia
de la detección y el tratamiento de un problema de tanto impacto
psicológico y social como la sordera profunda."
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Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la prevención
de la discapacidad auditiva permitiría reducir a la mitad la cantidad
de niños y adultos con dificultades de audición en todo
el mundo, que hoy suman más de 50 millones en el planeta.
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"No tenemos datos locales -añade Debás-, porque otro
problema en nuestro país es carecer de estadísticas confiables.
Y parte de la lucha contra una discapacidad comienza en saber qué
prevalencia existe de esta dificultad en el recién nacido, el niño,
el adolescente y el adulto."
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Rehabilitación temprana
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Una de las invitadas más destacadas durante la XIV Semana Nacional
de Lucha contra la Sordera es la profesora norteamericana Kathy Vergara,
que enseña a niños sordos en una escuela que depende de
la Universidad de Miami, Florida, Estados Unidos.
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"Después de años de insistencia, en 2000 comenzó
a aplicarse en 42 Estados del país la ley de screening universal
-explica la experta- y esto mejoró mucho la expectativa de tratamiento
de los niños con discapacidad auditiva. En los EE.UU. existe una
ley de educación de las discapacidades y el screening auditivo
está dentro de ese paquete que garantiza los derechos de las personas
que nacen con algún problema."
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La metodología que se aplica en los Estados Unidos consiste en
detectar a los bebes con dificultades y realizar un estrecho seguimiento
de ellos y de sus familias. "Se envían docentes especializados
a los hogares para que los padres no pierdan el contacto con los servicios
de salud -añade Vergara-. El Estado se hace cargo de los casos
sin cobertura. A partir de los seis meses de vida comienzan con la rehabilitación.
Hay distintas técnicas. La idea es que vayan incorporando primero
los distintos patrones auditivos, que al principio son sólo imputs
eléctricos que deben aprender a procesar para acceder a la comunicación."
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La oralización del niño sordo es el gran desafío
de todo tratamiento. Y esto se logra con el trabajo precoz y continuo.
"Hoy en día disponemos de muchos recursos tecnológicos,
tanto en materia de amplificación o audífonos como el implante
coclear -afirma Kathy Vergara-. El audífono puede solucionar un
problema en casos de hipoacusia. Pero cuando la sordera es profunda, si
el niño tiene una familia que se dedica, una inteligencia normal
y recibe tempranamente un implante coclear (que sustituye en forma parcial
y electrónica la función perdida del oído interno),
sus posibilidades de desarrollo son similares a las de un oyente."
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El aspecto social
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En la Argentina, añade el doctor Juan Debás, existe capacidad
profesional y humana y también puede accederse a la misma tecnología.
"Pero un implante coclear no sólo significa 20 o 30.000 dólares,
sino también toda la rehabilitación posterior y el ajuste
permanente del aparato, que es delicado y necesita controles durante toda
su vida de uso."
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"Parece difícil -agrega el doctor Lorenzo Parreño,
del comité científico de la XIV Semana Nacional de Lucha
contra la Sordera y ex presidente del Club Otorrinolaringológico,
fundado por el célebre doctor Juan Manuel Tato- pensar en implantes
cocleares en forma masiva cuando son muchos los que no tienen luego el
dinero para renovar las pilas que lleva el aparato. Acá tenemos
problemas sociales muy graves que resolver."
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El doctor Debás añade que si bien existe conciencia de algunas
condiciones que pueden generar hipoacusia o sordera en niños pequeños
(por ejemplo, ciertas infecciones como la meningitis), no se tienen en
cuenta los riesgos habituales de sordera perinatal. "Una de las más
importantes -advierte- es la falta de vacunación contra la rubeola
de todas las mujeres en edad gestacional, sino han tenido antes la enfermedad.
Esto evitaría una alta proporción de sordera congénita,
ya que si contraen rubeola en el primer trimestre de embarazo pueden nacer
niños sordos."
Gabriela Navarra de la Redacción de LA NACION - 21.07.2003