Medio
siglo después de que el mundo científico se asombrara con
el descubrimiento de la estructura del ADN, este puzzle genético
ya tiene sonido propio gracias a la microbióloga española
Aurora Sánchez, que ha trasladado las secuencias genómicas
a partituras en su disco
"Genoma Music".
Vincular cada letra del genoma a notas musicales y conseguir una interpretación
sonora única para el gen de la sordera, de la
ceguera progresiva o de algunas levaduras, le ha costado dos años
de trabajo a Sánchez, jefa de Micología en el Hospital
Ramón y Cajal de Madrid, quien explicó que mezcló
"como en una coctelera, espíritu investigador y grandes
dosis de creatividad".
El resultado es un disco de diez temas instrumentales donde la ciencia
y la música se armonizan para "transmitir las sensaciones
que están en nuestros genes, como la alegría, la tristeza
o la esperanza, que es el sentimiento que debe perdurar sobre todos".
De letras a notas
A esta científica, la idea de musicalizar el genoma, cuya estructura
de doble hélice fue revelada por Watson y Crick el 28 de febrero
de 1953, le surgió mientras observaba la secuencia genética
de la "candida albicans", una levadura patógena responsable
del pie de atleta, al preguntarse "qué pasaría
si tradujese a notas las letras que describen los cuatro elementos básicos
del ADN".
Sánchez
asignó a cada uno de estos nucleótidos una nota y decidió
que la adenina sonaría como "La", la guanina como "Sol",
la timina sería "Re" y la citosina se correspondería
con "Do", algo que ya hizo Juan Sebastián Bach cuando
vinculó cada letra de su apellido con notas musicales para componer
"El arte de la fuga".
"Yo interpreto el gen como obra musical", afirmó
al explicar que, con la colaboración del músico Richard
Krull y del microbiólogo Fernando Baquero, experimentaron con
secuencias ficticias, y desarrollaron un programa informático
para hacer la traducción robótica exacta de las notas
genéticas en musicales.
Esta traducción musical se dispuso en compases ternarios porque
generalmente los nucleótidos se agrupan en tripletes y, cuando
en el genoma encontraban secuencias carentes de sentido, aplicaban un
tiempo musical más libre "sin variar nunca el dictado
genético".
Con
la ayuda de la experta en genética molecular y Premio Reina Sofía
2002, Concepción Hernández, Sánchez eligió
hasta cinco genes humanos y tres de microorganismos para "transcribirlos
a notas musicales según la partitura genética y superponer
sobre ella una melodía libre".
Sánchez pidió además la colaboración de
su amigo y presidente del Comité Asesor de Ética en la
Investigación Científica y Técnica, César
Nombela, que no dudó en elegir el gen de levadura "STL2"
para darle vida musical, un hallazgo de trascendencia internacional
en el campo de la microbiología. "Observé por
primera vez hasta una docena de repeticiones muy curiosas en los tripletes
del STL2 que, al trasladarlas a música, se convirtieron en un
obstinato", agregó la científica.
Nombela señaló que "Genoma Music" ha sido una
iniciativa, "sin igual en todo el mundo, con acordes de guitarra
española, chelo, violín y percusión",
y sostiene que "al comunicar la secuencia genética,
estamos transmitiendo vida".
Para más información puede visitar
de Genoma Music (Español
e Ingles)