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Viernes, 10 de Febrero de 2006 - Ciencia / Salud
Cuando el oído se “estresa”, aparece el “trauma acústico”

El “estrés acústico” o “trauma acústico” es un trastorno que padecen personas expuestas a ruidos intensos, constantes, no esperados y no tolerables por los sentidos. Nuestro oído está capacitado para oír sin sufrir daño hasta 85 decibeles (unidad que mide la intensidad del ruido), cuando supera este nivel se lesiona.

El profesor doctor Carlos Kukso, a cargo de la 1º Cátedra de Otorrinolaringología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, plantea que “el trauma acústico es individual y depende del tiempo de exposición a los valores que dañan el oído. El mismo tiene dos dimensiones: el daño producido en la audición y el trastorno psicológico que depende de la personalidad del afectado”.

“Este trastorno puede ser agudo o crónico. En el primer caso, el individuo está expuesto a un ruido de intensidad máxima que le produce una pérdida auditiva que puede ser reversible y sensación de abombamiento en los oídos (por ejemplo una explosión). El segundo caso refiere a la exposición de ruidos en forma habitual y continua que superan los decibeles tolerables”, agrega el especialista.

QUIENES ESTAN EN RIESGO

Los grupos de riesgo que padecen estos trastornos son las personas que trabajan en la industria metalúrgica, textil, quienes disparan armas de fuego y odontólogos, entre otras actividades laborales. A esto hay que sumarle aquellos que viven cerca de espacios de alta polución acústica como vías preparadas para la gran circulación de vehículos, ferrocarriles o aeropuertos.

LOS SINTOMAS QUE LO REVELAN

“Expuesto a ruidos intensos, el estrés acústico se manifiesta mediante zumbidos en los oídos (en la jerga médica se llama “acúfenos”) que pueden generar pequeñas caídas auditivas en los niveles agudos. Si se sale del ambiente donde se producen estos ruidos lo más probable es que se recupere la audición. Si se prosigue expuesto a esos niveles de ruido lo más probable es que la hipoacusia avance gradualmente generando trastornos en la audición”, comenta el doctor Kukso.

El estrés acústico puede producir cefaleas, hipertensión, trastornos cardíacos. Es decir, toda una serie de sintomatología independiente a la auditiva. En caso de tener una estructura de personalidad susceptible, el afectado agrava el cuadro previo y puede sufrir una pérdida de control. El ruido, afirman los especialistas, puede actuar como ‘encrespador’ del sistema nervioso.

Refiriéndose a su dimensión psicológica, el jefe de la división tratamiento ambulatorio del Departamento de Salud Mental del Hospital de Clínicas, Dr. Jorge Franco, sostiene que “el estar expuesto a estímulos (llámese ruidos) que no pueden ser tolerados por los sentidos, el cuerpo lo percibe como una agresión, lo que genera una situación de alarma en la persona, que se manifiesta mediante la irritabilidad, tensión corporal y alteración del sueño entre otros síntomas”.

PREVENCION

Además, las personas que estén expuestas a la contaminación sonora pueden desarrollar las siguientes prácticas preventivas:

1. En primer lugar medir los niveles de ruidos.

2. Segundo si el ambiente supera los valores tolerables usar protectores auditivos.

3. Tercero hacerse un estudio audiométrico para evitar daños irreversibles.

Mas información: División Otorrinolaringología del Hospital de Clínicas. Av. Córdoba 2351, 1º piso, Ciudad de Buenos Aires (1120). Teléfono: 5950-8690 .

FUENTE: AGM NEWS




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