La ciudad no existe todavía, pero ya tiene nombre. Se llamrá
Laurent, en homenaje a Laurent Clerc, el pionero francés del
lenguaje por señas. Unas 125 familias, entre ellas varias extranjeras,
esperan mudarse a una de las amplias y acogedoras casas que ocupan predios
de 130 hectáreas. Es probable que luego aparezca el primer restaurante
de comida rápida. Varias cadenas han manifestado ya su interés.
Una cosa es segura: quien quiera cocinar y servir en Laurent deberá
dominar el lenguaje de señas, al igual que el futuro alcalde,
los bomberos, los carteros y los basureros. El constructor Marvin Miller
se propone crear la primera ciudad para gente sorda y con graves problemas
de oído.
Se erigirá en medio de las praderas y montañas del estado
norteamericano de Dakota del Sur. El terreno ya ha sido escogido, y
Miller espera poner el primer ladrillo este otoño boreal.
Al comienzo serán un par de edificios, una gasolinera, una par
de comercios y una escuela. Durante los próximos 20 años
la ciudad crecerá imparablemente, según las previsiones.
Miller piensa en 2 mil 500 habitantes, aunque habría lugar para
7 mil 500.
El constructor persigue este objetivo hace años, inspirado en
su propia experiencia. Miller es sordo, al igual que su esposa, sus
cuatro hijos y sus padres. Con la edificación, este hombre de
33 años afirma pretender que sea la comunidad de sordos quien
diseñe su vida de acuerdo con sus necesidades, en lugar de dejar
el trabajo en manos de la gente que oye.
"No hemos avanzado mucho hasta ahora en nuestra integración
en la sociedad", dijo Miller, que lleva adelante este proyecto
junto a su suegra, M.E. Barwacz. "Mis hijos no ven muchos ejemplos
en su vida -alcaldes, directores de fábrica, empleados de correo
o comerciantes (sordos)- . Así crearemos un lugar en el que podamos
mostrar nuestra cultura y comunidad únicas", indicó.
El financiamiento del proyecto está asegurado, afirma Miller.
Por un lado recurrirá a la fortuna familiar, y además
existe un grupo de inversores que comparten su visión, apunta.
Pero también hay enemigos declarados contra la ciudad de los
sordos. La Asociación para Sordos Alexander Graham Bell, con
sede en Washington, insiste en que construir un enclave no es la mejor
solución para integrar a los discapacitados auditivos en la sociedad.
"Creemos que es más útil para las personas ser parte
del mundo entero", dijo el director de la organización,
Todd Houston. Diferentes tecnologías de audición y modernos
tratamientos han facilitado en los últimos 15 años la
utilización del lenguaje, señaló".
Miller y Barwacz aseguraron que no les interesa la "exclusividad"
de Laurent, sino la creación de un lugar donde todo el mundo
pueda suponer que el resto de la gente entiende el lenguaje de señas.
Esto no significa, aclararon, que todos los futuros habitantes de Laurent
deban ser sordos o tener dificultades de audición. Por el contrario,
están ansiosos de recibir a padres que oyen con hijos sordos.
"Yo soy una de ellos", dijo Barwacz.