Nosotros nos capacitamos para oír y muchas veces nos cuesta
trabajo ser escuchados", afirmó emocionada Miriam Migailoff,
una asistente social de 47 años a la que un sarampión
dejó sorda a los dos años de edad. Pero el jueves, en
el Teatro San Martín, no se perdió palabra de la obra
de Bertolt Brecht, "La resistible ascensión de Arturo Ui",
protagonizada por Fabián Vena y Roberto Carnaghi.
De ahora en más, los hipoacúsicos podrán disfrutar
las piezas que se representen en la Sala Martín Coronado gracias
a la instalación de un aro magnético. Se trata de un sistema
que permite la transmisión directa al audífono de la persona
con sordera, sin los efectos adversos de la distancia, como el rebote
de sonidos o el ruido de fondo. Está diseñado para gente
con discapacidad auditiva que posea audífono con bobina telefónica.
Un amplificador y un cable —que rodea un sector o toda la sala—
crean un campo magnético donde llega el sonido que es captado
por el audífono de la persona hipoacúsica.
Y la frase inicial de Miriam tiene su explicación porque el
Teatro San Martín aceptó la donación del sistema
por parte de la Mutualidad Argentina de Hipoacúsicos, gesto que
no siempre ha tenido la misma respuesta. "Por ejemplo, en el Teatro
Avenida nos dijeron que no porque consideraron antiestético el
amplificador; y el Colón tardó más de una década
en aceptarlo", dijo Héctor Pantusa, presidente de la Mutualidad.
"Fue maravilloso; la voz me llegó al audífono directamente
desde el actor, sin interferencia ambiental, ni reverberancia",
le contó Francisco Caimi, un arquitecto de 43 años que
ama el teatro. Para explicar mejor qué pasa cuando un sonido
reverbera, señaló que "en una confitería donde
todos hablan, me cuesta seguir una conversación, porque las voces
rebotan en las placas de yeso y celulosa como el Durlock".
Y a partir de la alegoría de Brecht sobre el ascenso de Hitler
al poder y la universalidad de la corrupción, las dictaduras
y el terrorismo estatal, Miriam y Francisco recordaron que esas lacras
también vedaron el acceso de los discapacitados a la cultura.
"Con esta tecnología, sentimos que nos tienen en cuenta
y mejora nuestra calidad de vida", dijeron.
"El sistema no es costoso ni exige mantenimiento caro. A mí
me gusta el teatro y salgo con bronca cuando no logro oír. Hoy
estoy feliz y espero que se sumen más salas", señaló
el Héctor Pantuso, titular de la MAH. Actualmente funciona en
más de una docena de todo el país.