Geoffroy, Josette, Marie, todos sufren un traumatismo en la mano a
consecuencia de un accidente, una operación o un problema neurológico.
Han sido hospitalizados en el servicio de re-educación del Hospital
Universitario de Clermont-Ferrand (Francia). Todos los martes realizan
ejercicios de rehabilitación aprendiendo lengua de signos.
“Nos relajamos, nos divertimos y no tenemos la sensación
de estar trabajando”, comenta Marie. La profesora, la joven sorda
Sophie Coquelin, tiene 25 años y un dinamismo difícil
de seguir por los pasillos del hospital.
Después de finalizar sus estudios médico-sociales y trabajar
en un centro para personas con dificultades, se formó como fisioterapeuta
y comenzó su trabajo en el servicio de rehabilitación
de este hospital, especializado en problemas de la mano. “Había
un grupo de charlas, donde los pacientes exteriorizaban sus problemas”,
explica Sophie,
“Pero no tenían ganas de repetir y repetir el tema de su
enfermedad, así que no decían nada. Yo propuse utilizar
la lengua de signos. Eso nos permite comunicarnos de manera más
divertida y al mismo tiempo ejercitar los dedos”.
Los alumnos comienzan “recitando” el alfabeto dactilológico
y bautizándose con un signo en Lengua de Signos Francesa (LSF).
Después de una hora de charla, ya no se sabe cuál es la
mano enferma. El servicio de rehabilitación está dirigido
por el neurólogo Didier Vernay, cuya filosofía se basa
en que “el hospital no se limita a las acciones médicas.
La re-educación consiste en reconstruir tanto física como
psicológicamente. Tenemos una paciente que no mueve su mano debido
a un traumatismo. Sin embargo, no tiene nada ni físico ni neurológico
que le impida moverla.
La he observado en el taller de lengua de signos, y allí sí
la mueve, porque se le olvida al participar en el juego”. Este
taller único en Francia se enfrenta, por desgracia, con la falta
de subvenciones, aunque sus “alumnos” ya han hecho circular
por el hospital una petición: “Más lengua de signos
en el hospital”.