El
esgrimista olímpico australiano Frank Bartolillo cree que la
sordera es su mejor arma, pero eso no siempre ha sido así.
Cuando tenía 14 años y participaba en un torneo en Estados
Unidos, a Bartolillo le mostraron la tarjeta roja de descalificación
por seguir compitiendo, pese a que antes del encuentro le había
advertido al árbitro ruso sobre su sordera.
’’El juez dijo ’’alto’’ durante
el encuentro, pero yo seguí porque no lo escuché’’,
contó Bartolillo en conferencia de prensa.
’’Eso ocurrió tres o cuatro veces y en varias oportunidades
el árbitro me sancionó con tarjeta amarilla de advertencia
por seguir compitiendo. Cuando le pregunté la razón, me
respondió que fue debido a que yo seguí peleando cuando
debí detenerme’’, agregó.
’’Yo le dije: soy sordo, entonces me mostró la tarjeta
roja por discutir con él. Luego vino mi entrenador y también
le mostró el cartón rojo’’.
Posteriormente, las faltas fueron retiradas.
Bartolillo, quien empezará a competir la próxima semana,
afirma que, generalmente, ser sordo es una ventaja porque no se escucha
el ruido que hay alrededor y que puede quitar concentración.
