Todo niño sordo, cualquiera que sea el nivel de su perdida auditiva,
debe tener derecho a crecer bilingüe. Conociendo y usando la lengua
de signos y la lengua oral (en su modalidad escrita y, cuando sea posible,
en su modalidad hablada) el niño alcanzará un completo
desarrollo de sus capacidades cognitivas, lingüísticas y
sociales.
¿Qué necesita hacer el niño sordo con
el lenguaje?
A través del lenguaje el niño sordo debe cumplir una serie
de tareas:
1. Comunicar con sus padres y familiares tan pronto como sea posible.
Un niño oyente normalmente adquiere la lengua en los primeros
años de vida si está expuesto a ella y puede percibirla.
El uso de la lengua es un medio importante para establecer y solidificar
los vínculos sociales y personales entre el niño y sus
padres. Lo que es una realidad para el niño oyente debe serlo
también para el niño sordo. El niño sordo debe
ser capaz de comunicar con sus padres a través de una lengua
natural, tan pronto y tan integralmente como sea posible. A través
del lenguaje tiene lugar gran parte del establecimiento de vínculos
afectivos entre el niño y sus padres.
2. Desarrollar sus capacidades cognitivas durante la infancia. A través
de la lengua el niño desarrolla sus capacidades cognitivas, capacidades
de importancia crítica para su desarrollo personal. Entre estas
capacidades nos encontramos con distintos tipos de razonamiento, pensamiento
abstracto, memorización, etc. La ausencia total de una lengua,
la adopción de una lengua no natural o el uso de una lengua que
es pobremente percibida o conocida puede tener consecuencias negativas
importantes en el desarrollo cognitivo del niño.
3. Adquirir conocimientos sobre el mundo. El niño adquirirá
conocimientos sobre la realidad exterior principalmente a través
del uso de la lengua. Comunicándose con sus padres, familiares
y otros niños o adultos el niño intercambiará y
procesará información sobre el mundo que le rodea. Estos
conocimientos servirán como base para las actividades que tendrán
lugar en la escuela y facilitarán la comprensión de la
lengua. No hay una verdadera comprensión de la lengua sin el
apoyo de dichos conocimientos.
4. Comunicar integralmente con el mundo circundante. El niño
sordo, como el niño oyente, debe ser capaz de comunicar de modo
integral con todas aquellas personas que forman parte de su vida (padres,
hermanos, grupo de pares, profesores, adultos, etc.). La comunicación
debe proporcionar una cierta cantidad de información en una lengua
apropiada para el interlocutor y adecuada al contexto. En algunos casos
será la lengua de signos, en otros será la lengua oral
(en alguna de sus modalidades) y en otros lo serán ambas lenguas
alternativamente.
5. Pertenecer culturalmente a dos mundos. A través del uso de
la lengua el niño sordo deberá convertirse progresivamente
en miembro del mundo oyente y del mundo sordo. Deberá identificarse,
al menos en parte, con el mundo oyente que es casi siempre el mundo
de sus padres y familiares (el 90% de los niños sordos tiene
padres oyentes). Pero el niño también deberá entrar
en contacto, tan pronto como sea posible, con el mundo de las personas
sordas, su otro mundo. El niño debe sentirse cómodo en
ambos mundos y debe ser capaz de identificarse con cada uno de ellos
en la medida de lo posible.
El bilingüismo es el único modo de satisfacer estas necesidades
El bilingüismo es el conocimiento y uso regular de dos o más
lenguas. Un bilingüismo lengua oral / lengua de signos es la única
vía a través de la cuál el niño sordo podrá
satisfacer sus necesidades, es decir, comunicar desde una edad temprana
con sus padres, desarrollar sus capacidades cognitivas, adquirir conocimientos
sobre la realidad externa, comunicarse plenamente con el mundo circundante
y convertirse en un miembro del mundo sordo y del mundo oyente.
¿Qué tipo de bilingüismo?
El bilingüismo del niño sordo implica la lengua de signos,
usada por la comunidad sorda, y la lengua oral usada por la mayoría
oyente. Esta última se adquiere en su modalidad escrita y, cuando
es posible, en su modalidad hablada. En cada niño las dos lenguas
jugarán papeles diferentes: en algunos niños predominará
la lengua de signos, en otros predominará la lengua oral y en
otros habrá un cierto equilibrio entre ambas lenguas. Además,
debido a los diferentes niveles de sordera posibles y a la compleja
situación de contacto entre ambas lenguas (cuatro modalidades
lingüísticas, dos sitemas de producción y dos de
recepción, etc), podemos encontrarnos con diferentes tipos de
bilingüismo, es decir, la mayoría de los niños sordos
adquirirá niveles distintos de bilingüismo y de "biculturalismo".
(Ser "bicultural" significa identificarse culturalmente con
dos comunidades lingüísticas.) En este sentido no se diferenciarán
de la mitad de la población mundial, aproximadamente, que convive
con dos o más lenguas (se estima que actualmente en el mundo
hay tantas personas - si no más - bilingües como monolingües).
Como otros niños bilingües, los niños sordos usarán
ambas lenguas en sus vidas cotidianas como miembros integrantes de dos
mundos, en este caso, el mundo oyente y el mundo sordo.
¿Cuál es el papel de la lengua de signos?
La lengua de signos debe ser la primera lengua (o una de las primeras)
adquirida por los niños con una pérdida auditiva severa.
La lengua de signos es una lengua natural, plenamente desarrollada,
que asegura una comunicación completa e integral. A diferencia
de la lengua oral, la lengua de signos permite a los niños sordos
y a sus padres comunicar plenamente desde edades tempranas, si ambos
la adquieren rápidamente. La lengua de signos juega un papel
importante en el desarrollo cognitivo y social del niño y permite
la adquisición de conocimientos sobre el mundo circundante. Permitirá
al niño el desarrollo de su identificación cultural con
el mundo sordo (uno de los dos mundos a los que el niño pertenece)
tan pronto como inicie el contacto con dicho mundo. Además, la
lengua de signos facilitará la adquisición de la lengua
oral, ya sea en la modalidad escrita o en la modalidad hablada. Es sobradamente
conocido que una primera lengua adquirida con normalidad, se trate ya
de una lengua oral ya de una lengua de signos, estimulará en
gran medida la adquisición de una segunda lengua. Finalmente,
el hecho de ser capaz de utilizar la lengua de signos será una
garantía de que el niño maneja al menos una lengua. A
pesar de los considerables esfuerzos llevados a cabo por parte de los
niños sordos y de de los profesionales que les rodean y a pesar
del uso de ayudas técnológicas, el hecho es que muchos
niños sordos tienen grandes dificultades para percibir y producir
una lengua oral en su modalidad hablada. Esperar varios años
para lograr un nivel satisfactorio que puede no llegar a alcanzarse
y negar durante ese tiempo el acceso del niño sordo a una lengua
que satisfaga sus necesidades (la lengua de signos) es prácticamente
aceptar el riesgo de un retraso en su desarrollo, lingüístico,
cognitivo, social o personal.
¿Cuál es el papel de la lengua oral?
Ser bilingüe significa saber y utilizar dos o más lenguas.
La segunda lengua de los niños sordos será la lengua oral,
usada por la comunidad oyente a la que también pertenecen. Esta
lengua, en su modalidad hablada y/o escrita, es la lengua de sus padres,
hermanos, parientes, futuros amigos, empleados, etc. Cuando aquellos
que interactúan con el niño sordo no conocen la lengua
de signos, es importante que la comunicación tenga lugar pero
esto sólo podrá suceder a través de la lengua oral.
También la lengua oral, principalmente en su modalidad escrita,
será un medio importante de adquisición de conocimientos.
Gran cantidad de lo que aprendemos se trasmite a través de la
escritura, tanto en casa como en la escuela. Además, el éxito
académico del niño sordo y sus futuros logros profesionales
dependerán en gran medida de un buen manejo de la lengua oral
en su modalidad escrita y, cuando sea posible, en la modalidad hablada.
Conclusiones
Es nuestro deber permitir al niño sordo la adquisición
de dos lenguas, la lengua de signos de la comunidad sorda (como primera
lengua si su pérdida auditiva es severa) y la lengua oral de
la mayoría oyente. Para ello, el niño debe tener contacto
con las dos comunidades lingüísticas y debe sentir la necesidad
de aprender y usar ambas lenguas. Contar exclusivamente con una lengua,
la lengua oral, debido a los recientes avances tecnológicos es
apostar con el futuro del niño sordo. Es arriesgar su desarrollo
cognitivo y personal y negarle la posibilidad de identificarse culturalmente
con los dos mundos a los que pertenece.
Tener contacto desde una edad temprana con dos lenguas ofrecerá
al niño muchos más recursos que tenerlo con una sola lengua,
cualquiera que sea su futuro y cualquiera que sea el mundo en el que
elegirá vivir (en ocasiones sólo uno de ellos). Nadie
se arrepiente de saber varias lenguas pero sí lo hace de no saber
demasiadas, sobre todo si el propio desarrollo está en juego.
El niño sordo debería tener derecho a crecer bilingüe
y es nuestra responsabilidad ayudarle en ello.
Por el mismo autor
Grosjean, F. (1982). Life with Two Languages: An Introduction to Bilingualism.
Cambridge, MA: Harvard University Press.
Grosjean, F. (1987). Bilingualism. In Gallaudet Encyclopedia of Deaf
People and Deafness. New York: McGraw-Hill.
Grosjean, F. (1992). The bilingual and the bicultural person in the
hearing and in the deaf world. Sign Language Studies, 77, 307-320.
Grosjean, F. (1993). La personne bilingue et biculturelle dans le monde
des entendants et des sourds. Nouvelles pratiques sociales, 6(1), 69-82.
Grosjean, F. (1993). Le bilinguisme et le biculturalisme: essai de
définition. TRANEL (Travaux neuchâtelois de linguistique),
19, 13-42.
Grosjean, F. (1994). Individual bilingualism. In The Encyclopedia of
Language and Linguistics. Oxford: Pergamon Press.
Grosjean, F. (1994). Sign bilingualism: Issues. In The Encyclopedia
of Language and Linguistics. Oxford: Pergamon Press.
Grosjean, F. (1996). Living with two languages and two cultures. In
I. Parasnis (Ed.), Cultural and Language Diversity: Reflections on the
Deaf Experience (pp. 20-37). Cambridge: Cambridge University Press.
Este breve texto es el resultado de muchos años de reflexión
sobre el bilingüismo y la sordera. Las personas que rodean a los
niños sordos (padres, médicos, logopedas, educadores,
etc.) a menudo no los perciben como futuros individuos bilingües
y como futuros miembros de dos culturas. Pensando en estas personas
he escrito estos párrafos. Quisiera agradecer a los siguientes
compañeros y amigos sus útiles comentarios y sugerencias:
Robbin Battison, Penny Boyes-Braem, Eve Clark, Lysiane Grosjean, Judith
Johnston, Harlan Lane, Rachel Mayberry, Lesley Milroy, Ila Parasnis
and Trude Schermer. Finalmente quisiera dar las gracias a Mari Luz Perea-Costa
que tradujo este texto al español y a Isabelle Racine y Sandra
Schwab por su atenta lectura.
François Grosjean
Universidad de Neuchâtel, Suiza
Texto enviado por Ernesto C. Davis
Este texto se puede leer en otros idiomas
English - The
right of the deaf child to grow up bilingual
Français - Le
droit de l&aquot;enfant sourd à grandir bilingue
Deutsch - Das
Recht des gehörlosen Kindes, zweisprachig aufzuwachsen
Italiano - Il
bambino sordo e il suo diritto a crescere bilingue
Português - O
direito da criança surda de crescer bílingue